lunes, 12 de mayo de 2014

No hace falta

El otoño dilapida sus recursos. Exagerado, pletórico de analogías, pinta la escena de oro bermejo, de castaño rojizo, de botánicas defunciones amarillas. Un otoño literario; exaltado de crepúsculos, sanatero, hermoso…Innecesario.
Y…sí, otoño, no voy a mentirte. Pero seguí con tus monerías. No sé… que al atardecer todo lo blanco capture la luz menguante que otros colores resignan generosos. Que las nubes se pongan coloradas como si el horizonte les tocara el trasero. A ver.. un poco de brisa para ponerle dinamismo a la exhibición; ¡ah, muy bien. Qué muchacho tan hábil, un capo en efectos especiales! Ahora… una llovizna que ablande los contornos…¡Esoo! , las gotas borran las líneas y pautan las formas con minúsculos estallidos de color ¡eso es impresionismo! Si te llega a ver Van Gogh se corta la otra oreja y de paso…bueh… no quiero exagerar. Listo, ya está. Ya pusiste a todos los poetas del barrio a sacarle punta a sus lugares comunes (Son como mil, es epidémico).
Pero no voy a mentirte, por mí no te molestes, no hagas nada. No me cabe una gota más de belleza.

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