viernes, 30 de mayo de 2014

Fotos (La fragua de las letras- 2013)


-Mire Ferreira, esta foto la tomó el oficial Ludueña. Lo hizo siguiendo el protocolo, ya sabe cómo es, la escena, el entorno, el perímetro y todo eso. Mírela, dígame que ve.´
-Bueno… parece ser alguna playa del sur, yo diría… La serena.
-Bien Ferreira, siga
-Diría que son… las dos de la tarde, las sombras se ven casi verticales, apenas se proyectan hacia el oeste. La mujer parece estar entre los 35 y los cuarenta, no es turista. Lleva un atuendo discreto. No está para que la miren, está mirando…
-Usted es de los míos, Pereira. Siga
-Parece haberse detenido circunstancialmente, como si hubiera decidido descansar un momento. Hace poco que está sentada en el peñasco;  tiene la espalda erguida, no se desprendió de la cartera… o del bolso, que lleva cruzado en bandolera. Está de paso… Si, cuarenta años. Ese sombrero es para protegerse del sol… digamos funcional, nada de coquetería y eso. Es un día laborable, la playa está desierta…
-Me va a hacer llorar, Ferreira. ¿Tiene algo más?
-Puede ser principios de otoño, hay algún amarillo en el árbol.
-Bien, Ferreira. Usted va a hacer carrera. Ahora le diré el resto, lo que no está en la foto:
A espaldas de la mujer, más allá del árbol, se abre un sendero de guijarros y, cruzando la calle, hay tres escalones de piedra gris que suben a la casa. El cuerpo está en la sala. Un solo disparo al corazón. El tipo, cincuenta años, grueso, casi no sangró. Murió en el acto. Se desplomó sobre el sofá sin soltar el vaso de whisky. Todo fue rápido, limpio y completamente inesperado
-¿La mujer?
-La mujer, Ferreira. Cuarenta y dos años, residente. Fue a principios de otoño. Nos estaba esperando. La interrogó García. La mujer dijo que estaba en el lugar hacia menos de media hora; que no había oído ninguna detonación. Sólo el ruido de una moto que salió de la casa hacia el centro comercial “uno de esos chicos de pelo largo y ropa ajustada. Negra, la moto era negra” .Dígame qué hicimos, Ferreira.
-Buscaron a un tipo de pelo largo, en una moto negra.
-Usted va a hacer carrera, Ferreira. Detuvimos a siete motociclistas, uno era mujer. Tres horas después volvimos a la escena. García entró conmigo. Miró un poco el fiambre. Después levantó la vista. Entonces vi que se ponía rojo, la mirada fija en un porta retrato.
-La mujer
-La mujer, Ferreira, la mujer. Todavía la estamos buscando.


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